sábado, 1 de diciembre de 2012

Los Amores, Santa Fe Departamento Vera Argentina: La que no podía ahorrar en dólares.




EL PRECIO DE UNA CASUAL IRREVERENCIA SOCIAL

En primer lugar y a título de confesión, no soy “kirchnerista”, soy peronista  y provengo de la izquierda nacional, es más, soy absolutamente crítico de “La Cámpora” y sus métodos. Busquen en internet (“gugleenmé” como se dice hoy) y verán que acuerdo con algunas políticas pero no con otras y que apoyo a José Manuel De La Sota aunque sigo manteniendo puntos de vista propios que hoy no vienen al caso.
Sobre todo admiro entre otros a Octavio Paz y su frase: “el escritor debe ser un francotirador”. Lo mismo sostiene Jorge Asís. 
Me impactó la “caza mediática” y social/política que se hizo de la obra de teatro protagonizada por niños de una escuela del departamento Vera de mi querida provincia de Santa Fe.
En primer lugar. La maravillosa actuación de la niña protagonista y también de sus compañeritos, aunque fueran menos histriónicos, importó poco. Solo se mencionó como subsidiario o en el “termo” de los despachos. Tampoco escuché que nadie reparara en la alegría que demostraron los niños –las “pilas” que pusieron- al recrear la obra salida de la pluma de un maestro. Cabe aclarar que los maestros son ciudadanos como usted o yo que simplemente cumplen una función importante para la sociedad que es enseñar y/o instruir a nuestros niños y jóvenes. No necesariamente deben ser grandes literatos o poetas, artistas o eruditos…
Los lobos o los gatitos están hambrientos. Los titulares hablaban de “adoctrinamiento de la Campora” –entre paréntesis pongan las barbas en remojo, el que le toque, porque ya llegaron al confín de una provincia no K-. Una funcionaria defensora de niños o algo así – ¡arreglados están los niños!- ya se puso a investigar si no se vulneró la convención del niño, tal vez desee llegar a la UNICEF… Un prudente educador dijo “se merecen una sanción el maestro y el director por bo…. y una felicitación los niños por su esmerada participación”. Una pedagoga por radio dictó clase con la discutible afirmación de “la falta de comprensión de los niños a esa edad”, respecto del texto de la violencia, en la escena con el revólver y de las ideas políticas expuestas, en suma nos dio y les dio a los docentes que seguramente escuchaban esa radio,  una clase de pedagogía y psicología infantil, agregando que, existiendo tanta literatura infantil excelente ¡cómo no eligieron otra cosa! Otro de los funcionarios, que descubrió que había micrófono de los medios para el tema, habló de “investigar si no hay incitación a la violencia” ¡! dado que hay armas y un “chico en silla de ruedas” ¡! En fin seguramente se me quedan en el tintero muchas afirmaciones más sin dejar de lado las del “filósofo lenguaraz”  Aníbal Fernández demostrando su escaso nivel de conocimientos tal vez debido a la altura de los edificios capitalinos: “El senador del FpV repudió el escandaloso acto en el que los chicos hablaron de dólares y planes sociales. No es saludable, porque los pibes no saben de qué se trata”declaró a la prensa.
A todo esto demostrando dignidad humana tanto el director de la escuela como el intendente del pueblo y algún otro ciudadano mantuvieron a pie firme la defensa del maestro y la obra realizada por los niños.
Tratemos de salir de los intereses políticos, “del todo vale” contra mis enemigos y/o adversarios, de los “tilingos” que usan micrófono cuando no corren riesgos y repiten como cuscos ladradores la “buena opinión”, de los “guarangos” que torpemente agitan “el intento de lavado de cerebro” y de los zonzos como Aníbal que asustado por sus anteriores dichos quiere reconvertirse a un hombre “políticamente correcto”.
Escribo desde el corazón porque se necesita. En primer lugar ¡Que maravillosa actriz es esa niña! ¡Cuánta simpleza y alegría en la actuación! Cuando le dice “matame” a Rogelio el estanciero que no se acordaba o no se animaba a usar el “arma” y luego cuando, ya tirada en el suelo impactada por la “bala”, le dice “el micrófono, poneme el micrófono” a Ana Paula (la sobrina en la ficción). En fin el resto de la actuación es realmente maravillosa. Claro está nadie pensó realmente en los alumnos, salvo para el uso político que había que darle al tema. Se va lentamente perdiendo el sentido del humor.
Sostengo un análisis diferente al de la pedagoga y a los leídos últimamente. Ya que sin soberbia creo, que la educación es demasiado compleja para que quede en manos de licenciados en Ciencias de la Educación, psicólogos y psicopedagogos exclusivamente.
La obra obviamente no está escrita por Roberto Arlt o algún surrealista, tampoco es metafórica. Es lineal, directa y explícita, con muchos lugares comunes, con un razonamiento infantil y por momentos excesivamente obvia. Ahora bien pidiendo disculpas por mi ignorancia, falta de pedagogía y de conocimientos digo: un niño puede sacar como conclusión varias cuestiones: a) la ambición desmedida, trae consecuencias fatales y se vuelve en contra de quien la practica; b) es éticamente condenable pretender enriquecerse por medios delictivos, c) la “mala” condena, que la presidenta (ojo, hoy es Cristina, pero mañana puede ser otro) elegida por el pueblo, haga una política “para los pobres” únicamente “y los ricos que…” lo que por oposición y absurdo (como se prefiera) establece la necesidad de ocuparse de los desposeídos. No es esta simplificación mi pensamiento porque es un  relato parcial que no condice linealmente con la realidad pero tampoco es traumático que los niños estén convencidos que es “bueno” pensar en “el pobre”. Obviamente los “ricos” no son necesariamente malos pero Rogelio no aparece como símbolo de la perversión por ser pudiente, aunque Ana Paula dice que es explotador lo que resulta un pensamiento más que habitual en las zonas rurales. Es innegable que lo que se expresa en la obrita es parte de la realidad cotidiana que vive nuestra sociedad. Que nadie mire para el otro lado. No afirmo que sea bueno o malo, pero es así y la escuela no es la responsable al menos no la única, ni la principal.
Desafío a que periodistas y funcionarios (la mayoría lo saben porque como yo seguramente tiene hijos en escuelas públicas privadas, o sea no hago bandera de exclusivismo estatista, solo describo) charlen con sus hijos y encontrarán numerosas expresiones discriminatorias pero al revés ¿o no está o estuvo de moda decir fulanito “es un negro” para descalificar algún compañero, aunque sea rubio? ¿Acaso no repiten jovencitos “bien educados” que el gobierno favorece la vagancia al otorgar planes de asistencia social? Claro está quienes esto afirman nunca trabajaron… y es correcto, pero hay otros que tempranamente piden en la calle o limpian vidrios y así otras tareas que les permite hacerse de una monedas. Los padres –especialmente los que pertenecemos a la clase media- sabemos, aunque algunos no le ven así porque comparten lo que dicen sus hijos, que  permanentemente hay que “machacar” para que los niños y jóvenes sean solidarios, no discriminen, no se muevan con violencia, no se emborrachen, no se droguen en fin es una práctica diaria y constante de amor y educación, en un mundo sumamente complejo. La violencia entre la clase media es calificada y cruel. ¿O no hay profesionales de nuestras universidades entre los que conducen las barras bravas de algunos clubes? ¿No hay rugbiers que en patota agreden a chicos  débiles en forma desigual en las salidas nocturnas? ¿Acaso los niños en la platea de futbol, no observan las peores palabras y agresiones de los “cultos” contra jugadores técnicos y réferis? En esto muchos miran para otro lado y de vez en cuando acusamos al gobierno de turno, pero somos nosotros, ciudadanos responsables los que tenemos que comprometernos en educar para erradicar lentamente la discriminación, la violencia y el individualismo extremo que atenta contra la solidaridad.
El uso de armas y de una silla de ruedas. ¿Acaso en todos los medios, escritos y/o audiovisuales, novelas de la tarde, chimentos “siesteros”, no usan permanentemente armas de distinto tipo incluido los excesos verbales? La silla de rueda por otra parte forma parte de la realidad con la que los niños, afortunadamente, muchas veces conviven en las aulas, hecho que enaltece a la escuela argentina que tiene una política activa para la integración de las personas discapacitadas o con capacidades diferentes (aunque mi hijo que es ciego me diría “dejate de joder papá a mi me falta un sentido, la vista, no me vengan a decir que no tengo una discapacidad”). Creo que en este teatro escolar, si algo queda claro es que la violencia no es “buena”, que el uso de armas trae consecuencias y que la persona discapacitada es un estanciero enamorado y es rico, aunque allí no aparece como malvado salvo por alguna expresión de Ana Paula (la encargada de “enamorarlo”, enviada por su tía mala), que sin embargo es “tan bondadosa” que está dispuesta a decirle la verdad Rogelio. Por el contrario la malvada es una persona que aparenta ser de clase media y que no le importa nada, ni el país ni los pobres.
Ahora bien vayamos directamente al “adoctrinamiento”: hay en la obra por oposición una defensa de los planes sociales. ¿Es que acaso alguno piensa que los planes fomentan la vagancia? Bueno quien esto escribe no piensa así y creo que no sería correcto transmitirlo a los niños ni ricos ni pobres ni de ningún tipo. En todo caso es preciso debatir cómo los planes llegan a quien lo necesita realmente y como evitamos que pequeños o grandes ladronzuelos con la excusa de “la revolución” o el “proyecto” o su “desvelo por la pobreza”, medren con ellos. La asignación universal por hijo fue votada por todos o casi todos nuestros legisladores y que yo sepa nadie realizó hasta ahora una propuesta más adecuada, lo que no obsta para que se debata el tema, pero en todo caso no es nocivo para los niños que saben que existe porque sus familias en muchos casos la cobran y se benefician con ella. Rechazo de plano la liviana afirmación “los niños a esa edad no entiendan nada”. ¿O es que acaso creemos que un concepto abstracto o ideal como “patria” –para dar un ejemplo habitual- goza de una comprensión absoluta a esa edad? Sin embargo se trabaja desde el ingreso a la escuela a los tres o cuatro años y es correcto que así sea.
También el maestro hereje en el texto defiende la nacionalización de YPF. ¿Es que hay quien se atreva a defender su privatización que la llevó adelante Menem y la mantuvo Kirchner (Eskenazi por medio) ¿Acaso es perjudicial y lava la mente  de un niño que le hagan mencionar la defensa de una YPF nacional? La privatización tal y como se realizó fue un atraso para el país pero tampoco la nacionalización ha demostrado hasta ahora que recuperamos soberanía, falta mucho para ello. No obstante deseo niños -y adultos- a los que se les ocurra discutir la soberanía nacional de una empresa como YPF, no repetidores de fantasías que solo cuentan los adultos. Aclaro que no hago ideología, creo que las empresas del estado deben modernizarse y funcionar tal vez al estilo PETROBRAS, para dar un ejemplo. Lo que no consiento es que utilizando uan supuesta preocupación por la mentalidad impoluta de los niños “instalemos” que introducir a YPF en una obra de teatro, el día de la independencia argentina, sea lesivo para  estos. O que Campanela (¡qué le pasa al cineasta!), autor de películas extraordinarias aunque discutibles –como el Secreto de sus Ojos- desee el repudio del gobierno nacional… a este hecho ¿No es un poco exagerado? Tanto, como algunos discursos de la presidenta para con sus adversarios en ocasiones de tensión.
Que un niño diga que “el peso” es nuestra moneda nacional y no el dólar, resulta un razonamiento correcto en un país donde todavía predomina el prejuicio contra lo nacional y una profunda admiración por Europa o EE. UU. según los casos. ¿O no sabemos de personas que viajan cada dos meses, más o menos, a traer mercadería de Miami y si no se paga aduana mejor?  Nadie se haga el tonto dentro de la clase media (empleados, docentes, obreros, profesionales, etc.) y por cierto tampoco los de más poder adquisitivo: empresarios, profesionales etc. todos venían comprando dólares para ahorro, viajes o negocios financieros. El gobierno decidió –desde mi pensamiento un poco torpemente- tomar algunas medidas para evitar fuga de divisas que en definitiva terminan perjudicando a todos. Estas medidas no están del todo mal vistas por institutos como IERAL de la Fundación Mediterránea. Cavallo, Roberto Alemann, entre otros, ya hace tiempo denunciaron la cantidad de dólares que había en el exterior y la necesidad de tomar medidas para que ese ahorro argentino no sea gratis para quienes lo usufructúan. El primero incluso llegó a proponer en la cámara de diputados un impuesto a quienes poseían esos fondos en el exterior. El gobierno actual decidió actuar, hacer algo, poner algún límite y aunque ciertamente no lo hizo bien y que algunas cacatúas oficialistas hablaron demás, sabemos que como país soberano, no nos favorece que los dólares se fuguen alegremente. Es más yo hasta diría que más importante que lo hecho –lo cual puede y debe mejorarse y sobre todo eficientizarse- sería llevar adelante la propuesta de Alemann o Cavallo en lo posible.
Por último y tal vez lo más criticable en la obra es desvalorizar la expresión masiva de muchísimos argentinos el 8 de noviembre en las calles. Esa movilización es mucho más compleja que la simplificación realizada por el maestro o Anibal Fernández, Ernesto Jauretche y tantos otros que así opinaron. Sin embargo ¿Qué es lo grave o indignante? ¿Acaso no es parte de la sociedad esa opinión -que  no comparto- sobre el cacerolazo?
En definitiva la batalla o confrontación política debería tomar por carriles razonables alejados de las dramatizaciones de las que luego debemos arrepentirnos o al menos desdecirnos. Mucho menos cuando nos encontramos ante los niños. ¿Alguien puede suponer que los escolares quedaron al margen de la controversia? ¿Acaso podemos padecer la  necedad de no percibir que ellos ya están opinando sobre el tema? Alguien habló de sancionar levemente a director y profesor por haber elegido tema tan sensible en lugar de optar por otras opciones…Algo de razón tiene quien esto afirma porque evidentemente los argentinos somos “lo que somos” y la discusión crítica está planteada. Ahora bien, tampoco creamos que una leve sanción no va a afectar a los niños, por el contrario, apostaría sin ningún temor a perder que van a apoyar a su profesor. Amigos lectores pocas cosas son secretas y cuando hablamos que la escuela no debe estar al margen de la realidad, luego cuando ellos ocurre aunque sea con errores…no nos asustemos.
El tema es desdramatizar y acordar entre todos los que tenemos responsabilidades políticas de algún tipo, no jugar con la educación de nuestros niños y jóvenes. También comprender que nuestras discusiones no están al margen de la escuela, ni los niños son sujetos de baja comprensión. Si esto no ocurriera estaríamos ante un feudo escolar tabicado por las “aduanas” que protegen de la vida exterior.
Dialoguemos para hacer un paréntesis sobre los temas actuales y sensibles, comprometámonos a conversar, respetar y escuchar, pero no avancemos sobre ninguna libertad de expresión o conciencia y sobre todo no exageremos las controversias ya que esta actitud tarde o temprano se nos vuelve perjudicial para el conjunto. 
Los ministerios deben superar el pensamiento único de las intricadas polémicas pedagógicas y bizantinismos metodológicos para colaborar en la formación docente en historia, política, literatura, arte, música, cine, en fin cultura general, que siempre derramará en las aulas y que hoy está demasiado ausente de las capacitaciónes que brinda el estado. Ni que hablar de las ciencias llamadas duras que son estratégicas. No puede la pedagoga mencionada hablar de “todo lo que existe en literatura”y lamentarse porque no decidió la escuela interpretar alguna obra de calidad cuando los contenidos han sido dejados de lado en nombre de incomprensibles “planeamientos” y una inextricable “construcción participativa del conocimiento”, algo que termina siendo una entelequia más de intelectuales al servicio de sus intereses.  
Afortunadamente la escuela, los niños, los jóvenes y los docentes suelen no conmoverse por la “dureza de corazón” de los intelectuales y/o políticos.
Hace tiempo ya, leí una gran novela del cubano Leonardo Padura, no “fidelista” aunque aparentemente si “raulista”. Se llama “El hombre que amaba a los perros” –la recomiendo, es excelente-. Casi al comienzo el protagonista que es un escritor en la isla de Fidel Castro, relata su alegría de estudiar letras, su ambición de ser escritor y sus logros inmediatos en la universidad, con premios incluidos. El caso es que poco tiempo antes de terminar los estudios con laureles incluidos, escribe un cuento sobre un revolucionario que antes de ser delator de compañeros  prefiere suicidarse. Feliz, considerando que su narración es una auto superación, síntesis del enriquecimiento intelectual provocado por la lectura de Kafka, García Márquez, Hemingway y otros se siente en la cima. Pero “los compañeros comunistas” ven en el cuento “confusión ideológica”, “inoportunidad”, “impublicabilidad” y deciden “perdonar” al hereje del “socialismo” y hacer como que ese cuento nunca existió… (Cualquier leve similitud con algunas realidades nuestras, es mera coincidencia).
Bien, la obrita de teatro de los niños y el maestro de Vera, nunca más va a existir por la coincidencia ¿ideológica? de oficialistas y opositores.
Yo me quedo con Octavio Paz cuando comenta que Hölderlin dice que los hombres hemos aprendido a nombrar lo divino y los poderes secretos del universo desde que somos un diálogo y podemos oírnos los unos a los otros.
Que así sea.
San Antonio de Arredondo, atardecer del 26 de noviembre de 2012.