domingo, 29 de mayo de 2011

JUAN BAUTISTA BUSTOS. Gobernador síntesis entre Córdoba, la Nación y América

JUAN BAUTISTA BUSTOS
Gobernador síntesis entre Córdoba, la Nación y América


JUAN BAUTISTA BUSTOS
Gobernador síntesis entre Córdoba, la Nación y América
Juan Bautista Bustos nació casi con seguridad el día de la pasión de San Juan Bautista, 29 de agosto, del año 1779 y fue bautizado en la capilla de San José, en Mallín, construcción que todavía sobrevive en el camino que va de Cosquín a Tanti[1]. El lugar exacto de su nacimiento es discutido, algunos dicen que fue en la estancia familiar de Santa María pero otros como Carlos Prudencio Bustos  Argañaraz dicen, con mucho fundamento, que fue en la propia ciudad de Córdoba.
No es por casualidad que al hablar de la bandera de Córdoba, recientemente creada debamos referirnos a este hombre que durante más de una década tuvo una influencia sustantiva en los destinos de la provincia. Él absorbió en su persona las luchas por el federalismo del siglo XIX y en algún sentido fue un profeta de la política que el entrerriano don Justo José de Urquiza emprendió para organizar constitucionalmente el país luego de Caseros. En algún sentido la política de “fusión de partidos”, impulsada intelectualmente por Juan Bautista Alberdi, la cual fructificó en la organización nacional y en la constitución de 1853 se anticipa en el accionar “bustista”.

Colaboradores del concurso estudiantil: "Creación de la Bandera Oficial de la Provincia de Córdoba Ley 9806" junto a la bandera oficial de la provincia de Córdoba. La misma es una síntesis de la tradición federal, americana y nacional que en distintos momentos encarnaron José Artigas, José Javiér Díaz, Juan Pablo Bulnes y Juan  B. Bustos.

¿Por qué entonces tanto silencio sobre su persona, secundariamente reivindicada por la cultura oficial de otros tiempos? Cuando el olvido es tan evidente, se trata entonces, no de una descuidada omisión sino de una política del olvido que aunque no sea nuestro tema, debemos explicitar porque sobre la verdad histórica se construyen verdaderos cimientos identitarios[2]. Sobre la verdad a medias (o velada mentira), la doxología o el congelado bronce, se erigen las agresivas tensiones.
Había nacido en una familia acomodada de Córdoba lo que le permitió dedicarse al comercio tempranamente. Muy joven se trasladó, seguramente debido a sus necesidades comerciales a la ciudad de Buenos Aires. Participó activamente en las luchas contra el invasor británico en 1806 y 1807, llegando a transformarse en oficial del regimiento de Arribeños (los de “arriba”, ya que sus integrantes eran de las provincias interiores y norteñas) creado en aquellas heroicas y trascendentales jornadas.
También participó en el cabildo abierto del 22 de mayo de 1810, que depuso al virrey Cisneros, votando a favor de la propuesta de Cornelio Saavedra otro comerciante -altoperuano este- que devino en general y jefe del regimiento de Patricios, cuerpo también formado al calor de las batallas contra los ingleses.
Tendrá varios ascensos militares a pesar de no ser de la carrera de las armas, pero así era la época…Finalmente como coronel integrará las filas del Ejército del Norte bajo las conducciones de José Rondeau primero y de Manuel Belgrano después.
Las guerras civiles enfrentaron a partir de la Asamblea del año 1813, a quienes desde el puerto de Buenos Aires repetían –de alguna manera- el despotismo ilustrado borbónico, sin tener en cuenta las demandas de las provincias y sin comprender que la revolución cuestionaba, de hecho, al antiguo régimen. Las provincias y los pueblos bregaban por mayores autonomías que en la práctica significaba mayor democracia. Había en esto fundamentos económicos: los litoraleños y orientales buscaban tener todos los privilegios de un puerto abierto al comercio con Europa, los pueblos interiores, interrumpidos los vínculos con el Perú y Alto Perú y los cuyanos con Chile –hostiles a la revolución- deseaban algunas medidas protectivas para sus manufacturas y producciones. Los sectores más populares serían la “tropa” de los ejércitos libertadores, adherían –no pocas veces a la fuerza- a quienes, aunque pertenecientes a clases sociales más altas, se erigieron en defensores de la revolución, la independencia, la defensa de los intereses locales y una sociedad más igualitaria al rechazar los intentos de fundar una nueva monarquía con la correspondiente aristocracia.
Símbolo acabado de una postura independentista, republicana, federal (aunque el término se utilizaría tiempo después) y americanista, es decir partidario de una patria grande que reconocía sus antecedentes en la organización del imperio ibero americano, fue don José Gervasio de Artigas, nacido en la Banda Oriental. Este hombre enfrentado con la política portuario/centralista de los Directores Supremos llegó a crear la “Liga de Pueblos Libres” que estuvo integrada por su provincia oriental, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba, por breve tiempo durante la gobernación de José Javier Díaz (1815-16), patriota estanciero de Santa Catalina. Esta Liga era más una confederación  que una federación en regla[3].


El caso de Córdoba es paradigmático ya que el mencionado José Javier Díaz accede a la gobernación luego de dos fuertes y amenazantes cartas de Artigas al Cabildo para que permitan la elección autónoma del gobernador, lo que provoca la renuncia de mandatario designado desde Buenos Aires, Francisco Ortiz de Ocampo –quien fuera jefe del regimiento de Arribeños- y la elección de un hombre federal y vinculado a Artigas.
Bustos en este enfrentamiento entre directoriales y pueblos del interior, fue destinado a combatir a las montoneras federales que operaban en el centro del país, adhiriendo al Protector de los Pueblos Libres. El nuevo gobernador “artiguista”, teniendo tropas del Ejército del Norte en su propio territorio intentará mantener una política conciliadora entre las partes. Así, por ejemplo enviará diputados federales y republicanos al congreso de Tucumán y pedirá a  Artigas, sin éxito, que este haga lo propio con las provincias directamente bajo su influencia. Pero los “directoriales” porteños ya estaban negociando la entrega de la Banda Oriental a los portugueses paras deshacerse del molesto Jefe de los Pueblos Libres.
Estas guerras civiles en las que Bustos combatió del lado directorial contra los “artuguistas” o “montoneros” como se los designaba, tuvo diferentes avatares de muchas derrotas y algunos triunfos, hasta que culminará en una crisis trascendental a comienzos de 1820.
En efecto este año se inicia con el agravamiento de la guerra civil y la orden del Director Supremo, José Rondeau, al Ejército del Norte y a San Martín para reprimir a los caudillos litorales. Nadie obedecerá. San Martín destina sus tropas a la expedición al Perú y rompe de hecho con Buenos Aires, algo que ese grupo porteño no perdonará. Por su parte Bustos, acompañado por Alejandro Heredia de Tucumán y José María Paz se subleva en Arequito y desobedeciendo las órdenes que tenía de sus superiores, se vuelve sobre Córdoba donde luego de algunos conflictos políticos es elegido gobernador[4].
El nuevo mandatario no tenía una tradición federal, pero evidentemente sus largos años de lucha contra las montoneras artiguistas, la popularidad de estos caudillos en la campaña, seguramente habían ayudado al coronel cordobés a tener un pensamiento propio que si no llegó ser idéntico al de “Pepe” Artigas, Estanislao López o Pancho Ramírez, se empapó con el federalismo y la necesidad de organizar constitucionalmente el país que aquellos impulsaban.
Provincialmente realiza una política que podríamos designar como de “fusión de partidos” ya que sus colaboradores los reclutará entre antiguos “funistas” (así denominamos a quienes adherían a Ambrosio y al Deán Funes) algunos directoriales, varios artiguistas universitarios o de acción como fue el caso de Juan Pablo Bulnes. Los partidarios de Díaz y algunos otros federales se opusieron a Bustos en razón de los enfrentamientos internos por el poder (Bustos desplazó al hombre de Santa Catalina en 1820) y varios de ellos se harán partidarios del General José M. Paz cuando este en 1829 se enfrente y derroque a Bustos.  
Iniciado su mandato, en 1821, establece un Reglamento Provisorio de la Provincia para el Régimen de sus Autoridades, una verdadera Constitución, la primera de la provincia y la tercera en el país luego de la de Santa Fe y Tucumán. Este solo hecho que significaba autolimitar sus propias facultades en el poder, demuestra la personalidad de un caudillo con formas políticas diferentes a las de otros políticos de época  y permanentemente preocupado por la institucionalización de su provincia y su país.  
“La primera Constitución de la Provincia de Córdoba fue el Reglamento Provisional aprobado el 30 de enero de 1821 por la Asamblea presidida por Francisco de Bedoya, e integrada por el Vice-Presidente, Doctor José Marcelino Tisera; por José Lascano; José Francisco Gigena; José Vélez; José Felipe Arias; Doctor Francisco Ignacio Bustos; Lorenzo Recalde y Cano Domingo Malde. Actuando como secretario el Licenciado Andrés de Oliva, el entonces Gobernador Intendente Coronel Mayor Juan Bautista Bustos, la mando a publicar en Bando Solemne el 20 de febrero de 1821.
“Muy pocos autores – dice Dardo Pérez Guilhou- se han detenido a valorar este fundamental aporte legal y doctrinario. Es ineludible recordar que el Reglamento de Córdoba de 1921 es un modelo de pieza jurídico-política, que fue redactado por juristas de nota engarzados en la tradición de la Provincia: José Gregorio Baigorrí y José Norberto de Allende (...).” En su texto y en la gestión del Gobernador Bustos “(...) están marcadas las notas de la unidad federativa que calificara Alberdi. Se tradujeron ella en diversas cláusulas del texto sancionado en 1853 en Santa Fe (...)[5].”
La Constitución tuvo muchas ideas predominantes en la época y la podemos considerar de avanzada. En primer lugar debemos destacar que Bustos formaba parte de la generación americanista que como San Martín, Belgrano y el propio Artigas tenían una visión amplia de la Patria, considerando parte de esta, a la mayor parte de los territorios que habían conformado el imperio español en el sur. Establece la carta cordobesa la división de poderes, el derecho de voto para todos los ciudadanos a partir de los 25 años y garantiza los derechos al trabajo, la cultura la industria y el comercio; la libertad de tránsito y la inviolabilidad del domicilio[6]. También se consagran los derechos del hombre en sociedad, a la vida, la libertad, la igualdad ante la ley, a la propiedad y la seguridad. Si bien establece todavía alguna discriminación hacia los nacidos en estas tierras pero provenientes del África, les concede, no obstante el sufragio activo y también establece el deber del estado de proporcionar instrucción a todos los ciudadanos y dar ayuda a los indigentes y desgraciados.

Juan Bautista Alberdi, principal ideólogo de la Constitución de 1853
El Reglamento expone claramente la voluntad de formar parte de una unidad mayor que eran a esa altura las Provincias Unidas del Rio de la Plata. Bustos intentó por esos años organizar un congreso constituyente en Córdoba que Buenos Aires de la mano del ministro Bernardino Rivadavia boicoteó con la omisión  intencionada de Santa Fe y Entre  Ríos, débiles ante las presiones porteñas. No obstante, Córdoba, a pesar de las disidencias latentes, participará del Congreso de 1824 en Buenos Aires aunque no aprobará la Constitución de 1826 que tampoco aceptaron otras provincias por su carácter excesivamente unitario. Preciso es destacar que a pesar de las diferencias con la presidencia de Rivadavia, el gobernador Bustos no dejó de colaborar en la guerra contra el Brasil para liberar a la Banda Oriental de los brasileros, con hombres, armas y recursos.
Durante los casi diez años que gobernó la provincia, ya que en 1825 es reelecto, mejoró y organizó el servicio de correo, realizó un censo –el anterior lo había realizado el federal José Javier Díaz en 1815-, promovió la educación, creó escuelas y estableció la Junta Protectora de Escuelas, institución autónoma cuya finalidad era la promoción de la enseñanza primaria. Esta funcionó hasta que las necesidades de la guerra obligaron, a los “civilizados” sucesores de Bustos, a liquidarla. Su preocupación por la educación lo llevó a concretar la compra de una imprenta en Buenos Aires en 1823, maquina esta que ya José Javier Díaz en su primer gobierno (1815-1816) había infructuosamente intentado comprar. Puesta en funcionamiento la misma, el 15 de noviembre de 1823 se establece el primer decreto sobre libertad de imprenta. Todo esto favoreció la salida de periódicos, generalmente doctrinarios, algunos oficialistas pero también opositores.
Asimismo se creó la Academia de Jurisprudencia Teórica y Práctica encargada de otorgar a partir de ese momento los títulos profesionales de abogado, actividad que antes monopolizaba el gobernador. Este instituto, también dejó de funcionar en 1830 por problemas presupuestarios.
Como vemos Juan Bautista Bustos tuvo una admirable actividad gubernativa provincial. Sin embargo en ningún momento pecó de un patriotismo de campanario que lo alejara de su idea central que era formar parte de la unidad mayor que eran las Provincias Unidas. Más aun intentará apoyar a San Martín en 1822, que abandonado en el Perú por Chile y Buenos Aires, solicitaba ayuda para continuar la campaña libertadora a través de la misión encomendada al comandante de  caballería Antonio Gutiérrez de la Fuente. Buenos Aires la única provincia en condiciones de aportar económicamente a estos efectos, influida por Rivadavia se negará a proporcionar lo requerido y despachará al enviado sanmartiniano con las manos y las alforjas vacías. Ni Estanislao López ni Bustos estaban en condiciones de armar una expedición sin la ayuda de la provincia que dominaba el puerto y sus recursos.
Como sabemos estas vicisitudes derivaron en el retiro de San Martín luego de Guayaquil, para que Simón Bolívar concluyera la obra liberadora que incluía la formación de una anfictionía americana, para lo que convocó al Congreso de Panamá en 1826 que también fracasó por los egoísmos y la miopía de las oligarquías lugareñas y la sibilina influencia inglesa y norteamericana.
Bustos concluirá su vida política cuando el Gral. Paz con parte del ejército que volvía de la guerra con el Brasil lo derroque por la fuerza y se haga cargo de la gobernación de Córdoba. El primer gobernador constitucional de lA provincia será derrotado militarmente primero en San Roque al ser sorprendido por su enemigo y luego en la Tablada junto a Facundo Quiroga que lo venía a apoyar. Herido de cierta gravedad al intentar escapar de una partida de enemigos, logra igualmente llegar a Santa Fe donde lo acogerá Estanislao López junto a su familia que se le unirá tiempo después. Desafortunadamente las heridas habían sido letales y no podrá sobrevivir, muriendo el 18 de setiembre de 1830. Enterrado con todos los honores de su cargo en el convento de Santo Domingo de aquella ciudad, sus restos recién en este año podrán descansar en la provincia que fuera la causa de todos sus desvelos.

El monumento a Juan Bautista Bustos emplazado a la entrada del Parque Sarmiento fue inaugurado el 20 de mayo de 2010. Gobierno del Cdor. Juan Schiaretti. (Foto Día a Día del 29-05-2010)

Subtitulamos este artículo “gobernador síntesis entre Córdoba, la Nación y América” y hemos intentado brevemente dar las razones de esta imagen. Bustos comprendió a partir de combatir a las montoneras artiguistas la necesidad de autonomía y organización por la que clamaban las provincias y sus pueblos. No se trataba de una cuestión ideológica, necesitaban compartir los ingresos aduaneros del puerto de Buenos Aires, el único de las Provincias Unidas, si tenemos en cuenta que Montevideo con complicidad porteña estaba en manos primero portuguesas y luego brasileras.
Al hacerse cargo de la gobernación de Córdoba, Bustos se abocará inmediatamente a tratar de lograr una constitución para la nación, bajo un régimen republicano y federal e intentará no abandonar el proyecto americanista encarnado por San Martín. Derrotado Artigas en 1820 por los portugueses, paradójicamente parte del proyecto del Protector de los Pueblos Libres  es asumido por el cordobés que antes lo había combatido y luego lo llamó el Washington de Sud América”[7]. Uno de los más comprometidos artiguistas, Juan Pablo Bulnes, será fiel colaborador “bustista” hasta la derrota en 1829. El poder que construirá Bustos a partir del motín de Arequito, se asentará en una confluencia de “partidos” buscando permanentemente una síntesis superadora de las divisiones que hasta ese momento enfrentaban a los rioplatenses.
 

José Gervasio de Artigas, el Protector de los Pueblos Libres, lucho hasta su derrota final por una república independiente
 Asíí como la idea de Artigas tuvo parcial concreción en los intentos del cordobés por organizar federalmente la república, creemos no equivocarnos al especular que el parcial fracaso de Bustos fructificará más de dos décadas después en la Constitución de 1853.
Don Justo José de Urquiza, gobernador de Entre Ríos y arquitecto de la Organización Nacional en 1853

      




        




[1] Denís CONLES TIZADO, Juan Bautista Bustos, Córdoba, Ed. del Corredor Austral, 2001, pág. 25.
[2] Es en el gobierno del contador  Juan Schiaretti y la gestión en Cultura del arquitecto José Jaime García Vieyra que se inicia un proceso de recuperación de Juan Bautista Bustos para situarlo en el justo sitial que la provincia le adeudaba. 
[3] El historiador Carlos Segreti explica con precisión esta diferencia.
[4] José Javier Díaz, aquel federal, cercano a Artigas que ya había gobernado la provincia en 1815, asume en lugar del renunciante gobernador  directorial pero Bustos terminará desplazándolo. No obstante este alcanzó a proclamar la independencia de la provincia de Córdoba y establecer el voto universal y obligatorio, medida de avanzada para la época y de clara tradición artiguista. 
[5] Jorge Horacio GENTILE, La Primera Constitución de Córdoba. El Reglamento de 1821.Extraído de http://www.profesorgentile.com.ar/tema-77.html
[6] Denís CONLES TIZADO, Juan Bautista …Ob. Cit. pág. 74
[7] Roberto FERRERO. La Saga del artiguismo mediterráne, Córdoba, Alción Editora. Ferrero es del historiador, ex presidente de la Junta Provincial de Historia, que logró explicitar claramente la influencia del artiguismo en la política cordobesa, hecho largamente soslayado. También lo es la gobernación federal de José Javier Díaz aunque no así la de José María Paz, de escasos dos años y surgida claramente de una imposición armada.



ENZO ALBERTO REGALI
 




 



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