Una apuesta por una Iglesia comprometida con la justicia social
El encuentro entre Joseph Ratzinger y Francisco |
Sin ser un experto en historia de la Iglesia, ni
un practicante, es necesaria una breve reflexión sobre el hecho más
trascendente del siglo XXI en Occidente. En efecto la elección de Jorge Mario
Bergoglio –hoy Francisco- casi un secreto a voces, excepto para numeroso
periodismo cuyos intereses económicos superan la independencia necesaria de este “Cuarto Poder” (ver la
propuesta constitucional de Mariano Fragueiro), es un hecho que por cierto los
argentinos recibimos con orgullo y felicidad, a la vez debemos ser conscientes que
tiene un alcance y un impacto en la
historia universal.
La renuncia de Benedicto XVI fue en sí misma
una “revolución” meditada en los últimos tiempos de su pontificado. Su carta o
nota declinatoria del mandato recibido y contradictoria con algunos de sus
pensamientos expresados cuando aún era Joseph Ratzinger, dice demasiado implícitamente:
“Tras haber examinado repetidamente mi
conciencia ante Dios, he llegado a la certeza de que mis fuerzas, dada mi
avanzada edad, ya no se corresponden con las de un adecuado ejercicio del
ministerio petrino (…)” ¿Qué desea transmitir Benedicto XVI cuando declara
esto? Si repasamos su pontificado y los hechos que tuvo que afrontar: pedofilia
de obispos y curas, pederastia, presiones sobre el celibato, incluso sobre la
condena del aborto, la comunión a los divorciados, un secretario de estado
–Tarcicio Bertone- que por lo menos no se comportó con la lealtad requerida por
el pontífice, las trabas para sanear las finanzas y las actuaciones del Banco
del vaticano, hechos de corrupción y hasta misteriosas muertes no resueltas; tendremos
la idea por la que le faltaron “fuerzas” a este ideólogo del concilio Vaticano
II.
Intentó cambiar desde su mirada, más intelectual
que la de Juan Pablo II, los hechos que desprestigiaban a la Iglesia y encontró
demasiadas trabas e intrigas en los pasillos del “palacio”. No se le escapaba a
su santidad que la Iglesia de Cristo en la ecúmene, la razón de casi toda su vida,
necesitaban cambios del que solo podía ser protagonista, traspasando su
mandato. La historia dirá si estuvo en lo cierto.
Peter Seewald su biógrafo oficial en un
adelanto que hace de la biografía de Joseph Ratzinger comenta la idea que este
(Benedicto XVI) expresó mientras era Papa sobre la iglesia deseada para el
futuro:
“Aligerar
la carga para aumentar el peso es el programa de la Iglesia del futuro.
Privarse de la grasa para ganar vitalidad, frescura espiritual (…) Belleza,
atractivo, en el fondo también fuerza, para hacer frente a una tarea que se ha
hecho tan difícil. "Convertíos", dice usando las palabras de la
Biblia al marcar la frente de los cardenales y abades con las cenizas, "y
creed en el Evangelio". "¿Usted es el final de lo viejo -pregunté al
Papa en nuestro último encuentro- o el inicio de lo nuevo?". La respuesta
fue: "Las dos cosas".
Primer Papa Latinoamericano |
Este es el origen de la elección de Francisco
en un cónclave en el que los electores eran en una mayoría absoluta., seguidores,
con diferentes matices, de una línea partidaria de cambios trascendentes en paz dentro del catolicismo. No es posible
comprobación documental a lo que afirmo pero la política cuando uno no accedió
“a la cocina de los sucesos” son los hechos comprobables y la elección en la 5ª
votación del cardenal Jorge Mario Bergoglio es la consecuencia directa de la
determinación que tomó Benedicto XVI. Se pueden elucubrar muchas cosas pero
sería ingenuo suponer que saldría electo alguien que no respondiera a la línea
que sostiene la necesidad de operar transformaciones. No obstante aceptemos el
papel del individuo en la historia y sepamos que el papado lleva el signo de Francisco.
Una última especulación, creo que no es
casualidad la nacionalidad del Papa ya que hace tiempo que los argentinos son
mencionados en la Santa Sede como candidatos. Es parte de un desarrollo
histórico particular de nuestro país. Ligado a Europa y formador de
generaciones de pensadores que influyeron en toda América Latina al margen de
la ideología que profesaran: Mariano Moreno, Manuel Belgrano, Juan Bautista
Alberdi, Domingo Faustino Sarmiento, Bartolomé Mitre, José Hernández, Manuel
Ugarte, Leopoldo Lugones, un Jorge Luis Borges y un Manuel Gálvez o Arturo
Jauretche y Leonardo Castellani, Fermín Chávez o el contradictorio y
afrancesado Julio Cortázar o Lucio Gera el teólogo que soñó con la liberación, para
citar solo algunos de los intelectuales de otros siglos y sin negar la
injusticia de no mencionar a otros dado que sería imposible. No es soberbia
sostener que en esta elección se marca la importancia del pensamiento
rioplatense en la búsqueda de la unidad continental pero también de la
identidad americana y la justicia social.
Francisco, toma el nombre de San Francisco de
Asís, fundador de la Orden de los Frailes Menores (Franciscanos) y también,
junto a Santa Clara su seguidora, de la Orden de las Hermanas Clarisas (OSC).
La prédica y el cuidado de los más humildes practicado por San Francisco,
además de una vida siguiendo estrictamente el Evangelio, obedeciendo a la
Iglesia y renunciando a los bienes materiales, ya que provenía de una familia
rica -su padre era un comerciante próspero-; son el programa para el siglo XXI
esbozado en el reportaje a Benedicto XVI ya citado. Esta decisión del nombre da
luz sobre la fuerza de los primeros gestos del Papa americano, una Iglesia pobre para los pobres, no el
abandono del resto, de aquellos que más tienen, sino el compromiso con los que
más necesitan del amor y el apoyo material y espiritual.
No por casualidad ya en el siglo XVI en esta
América del Sur, viene a predicar el evangelio un sacerdote Francisco Solano
que había estudiado con los jesuitas para luego entrar a la orden Franciscana.
Su accionar entre los indios y los más humildes, los milagros que se le atribuyen
en estas tierras posibilitaron que fuera declarado santo de la Iglesia
Católica. San Francisco Solano predicó y catequizó ayudado de su guitarra y su
violín sobre todo en la zona del Chaco argentino-paraguayo, Uruguay, el Río de
la Plata, Santa Fe y Córdoba. Pero su residencia estuvo en el Perú, en Lima
donde murió el 14 de julio de 1610. Todo un indicio que nos entrega la Historia
que como el río de montaña emerge en el lugar más insospechado.
Jorge Mario Bergoglio nació en el porteño e
histórico barrio de Flores, territorio donde se firmó el Pacto de Unión
Nacional entre la Confederación Argentina y el Estado separatista de Buenos
Aires. Siempre impulsó los diálogos con las otras religiones, la judía y la
musulmana especialmente. Fue auxiliar de monseñor Antonio Quarracino, con quien
cultivó amistad, al igual que con Fray Aníbal Fosbery de la orden Dominicana
argentina. Los citados sacerdotes fueron también amigos de Alberto Methol Ferré y Jorge
Abelardo Ramos (el “Colorado”) (1921-1994)[1]
y numerosos dirigentes peronistas, aunque lo notable es que este último (Abelardo)
era un marxista heterodoxo y “fundamentalista” de la unidad latinoamericana.
Cuando sus discípulos le preguntaban a Fosbery cómo podía ser amigo de un
hombre con la ideología de Ramos él solía contestar: “es que nos une el amor a
la Patria”.
En el caso de Bergoglio, cultivó amistad con
Methol Ferré, a quien acaba de mencionar como uno de sus maestros ante la
televisión Italiana (RAI) y es el prologuista del libro “Una Apuesta por Latinoamérica” de otro uruguayo cercano al
Vaticano: Guzmán Carriquyri. En dicho
texto condena tanto el infantilismo de izquierda promotor de la confrontación y
justificador de la lucha armada, como el neoliberalismo salvaje posterior a la
caída de la URSS. Sostiene también la necesidad de la unidad de Latinoamérica.
Son todos signos
de los tiempos. ¿Será posible la gigantesca tarea transformadora de la Iglesia que
se está imponiendo Francisco? ¿Retomará la Iglesia latinoamericana su aporte a una Patria Grande unida y socialmente justa,
recuperando el mandato de hombres como los dos santos Franciscos y Bolívar, San
Martín, Manuel Ugarte entre otros? Supongo que hay un pueblo americano
dispuesto a ayudar para que esto se concrete.
Es necesario saber que la opción por los
pobres explicitada por Francisco es material y espiritual, porque la mayoría de
los humildes sufren económicamente pero también la discriminación y el
apartamiento. Necesitan de la justicia social pero con amor, es quizás la razón
por la que en los lugares más sumergidos siguen presentes símbolos como Evita,
Perón, Juan Pablo II, y ahora Francisco y al decir de Jacques Prevert: “nadie más nada más”… por ahora al
menos.
La
senda tiene enormes dificultades no obstante como dicen los criollos: el caballo siempre encuentra el camino de la
cumbre.
Jorge Mario Bergoglio, hoy simplemente Francisco es una esperanza para el mundo católico y también para América Latina |
Enzo
Alberto Regali
San Antonio de Arredondo 23 de marzo de 2013
[1] Abelardo
Ramos también nació en Flores. Según parece también en este barrio vivió Perón
siendo joven.