“Es
sabido que, entre Arredondo y yo, tomándolo
de sorpresas al buen pueblo argentino, lo hicimos Presidente de la República
a Sarmiento.”[1]
Lucio V. Mansilla circa 1850 |
Así con soberbia, exageración y no poca fanfarronería se expresaba el autor de “Una excursión a los indios ranqueles”, porteño de ley, nacido en el sur de la ciudad de Buenos Aires
en Tacuarí y Potosí (barrio de San Juan, actual San Telmo).
En el resto de la causerie (conocida literariamente como Entre-Nos) se dedica a contar las debilidades de Sarmiento, ya fallecido en Asunción del Paraguay, y cómo este dejó de lado a sus mentores ya que no deseaba ser condicionado por nadie. Como “pago” del verdadero entretejido de relaciones militares que le aportaron para que llegara a la primera magistratura, solo a Arredondo le dio la posibilidad de sugerir un nombre para ministro de guerra…no los quería a ninguno de los dos. Los amigos no consiguieron candidato porque todos los consultados se negaron, el último José María Moreno, cuando le preguntaron por qué lo hacía dijo, según Mansilla: “Porque Sarmiento es loco”.
En el resto de la causerie (conocida literariamente como Entre-Nos) se dedica a contar las debilidades de Sarmiento, ya fallecido en Asunción del Paraguay, y cómo este dejó de lado a sus mentores ya que no deseaba ser condicionado por nadie. Como “pago” del verdadero entretejido de relaciones militares que le aportaron para que llegara a la primera magistratura, solo a Arredondo le dio la posibilidad de sugerir un nombre para ministro de guerra…no los quería a ninguno de los dos. Los amigos no consiguieron candidato porque todos los consultados se negaron, el último José María Moreno, cuando le preguntaron por qué lo hacía dijo, según Mansilla: “Porque Sarmiento es loco”.
Sin embargo el tema tiene un
componente ideológico que no es
intranscendente. Si bien la candidatura de don Domingo servía en aquellas circunstancias para "tabicar"
otras, estos hombres pensaban muy distinto. La
Excursión ... fue lo contrario del Facundo,
la antítesis posible para la época del apotegma "Civilización o Barbarie", una defensa inteligente o al menos una
comprensión de aquellos particulares
habitantes de las pampas. Tampoco Eduarda fue mujer de antagonismos.
Lucio V. Mansilla es uno de
los grandes escritores argentinos, en la línea del sanjuanino, Eduardo
y José Antonio Wilde, Miguel Cané o Vicente Fidel López, entre otros. Prosista
excepcional en el que los “defectos” de personalidad señalados arriba, fueron
trascendentales para que sus obras sean universales y eternas –paradójica es la vida, lo criticable
de un ser humano, se vuelve idiotez en los zonzos y virtud en las mentes
privilegiadas-.
Sin embargo la historia con
respecto a la presidencia de Sarmiento es más compleja que lo expresado vanidosamente en Entre Nos.
Tamaña afirmación del personaje que nos ocupa, fue una verdad a medias.
Cuando la sangrienta presidencia de Bartolomé Mitre llegaba a su fin con la satisfacción del pro hombre de haber exterminado miles de gauchos, es
decir compatriotas, federales, y haber concurrido al genocidio del pueblo
paraguayo, pretendió continuidad en su política: Rufino de Elizalde el canciller fue su hombre. Este,
como don Bartolo, era “americanista" pero
reducida esta adhesión a una espuria alianza los
esclavistas brasileros y los liberales uruguayos. Eso no fue un acuerdo
circunstancial como lo fue el de Urquiza y Ricardo López Jordán, se trataba de una política de “seguidismo” a los intereses del imperio local y del imperio británico. El propio ejército nacional tenía hartazgo de muerte, represión, sangre y sobre todo de seguir complaciendo a los
esclavistas del Plata.
Lo cierto es que frente a las
posibles candidaturas de Adolfo Alsina que ya comenzaba a ser el caudillo, de
la gran provincia y Urquiza que representaba todavía al partido federal, aunque dividido y virtualmente
exterminado, es el ejército y dentro de él Lucio V. Mansilla y José Antonio Arredondo -verdugo de Cañada de Gómez- uruguayo de Canelones,
quienes van a impulsar a Sarmiento como sucesor de Mitre[2]. ¿Acaso no eran lo mismo? ¿Acaso Arredondo no fue uno de los temibles coroneles de
Mitre en la guerra contra los federales? “La historia aborrece el
aburrimiento” diríamos un poco jocosamente. Demasiados ejemplos de estos
cambios hay en la política cotidiana.
La realidad tiene matices
invisibles para esquemáticos. Sarmiento no era lo
mismo que Mitre. Era un sanjuanino, aporteñado, pero con ideas propias.
Admiraba a Europa, pero se va a fascinar con la prepotencia de progreso que
observará en Estados Unidos. Al decir de Abelardo Ramos
fue un burgués que no supo o no pudo
comprender el país que le había tocado en suerte. Esta es la razón de sus errores pero también de algunas de sus grandes obras, que no fueron
precisamente o tan solo la educación como generó el mito liberal. Por cierto como vicepresidente Sarmiento
eligió al gobernador de Buenos
Aires, Adolfo Alsina, porteño pero bonaerense por adopción y quien luego de las traiciones de las clases altas a
Rosas con posterioridad a Caseros, supo retomar el autonomismo de este y
contener en su partido a los sectores populares que de vez en todavía gritaban en rebeldía, aunque no sin guitarra y vino: “Viva Rosas”.
Este era el contexto que vivió Lucio V. hijo de Lucio Norberto, el héroe de las guerras de la independencia, d la que hicimos
contra Brasil, que por la diplomacia nos costó la independencia de la Banda Oriental, y también el comandante de las tropas que enfrentaron a ingleses y
franceses coaligados en la Vuelta de Obligado por orden de Rosas.
Nació Victorio el 23 de diciembre de 1831, y vivió en medio de la gran política ya que su madre, quien más influyó en su carácter y educación fue Agustina Ortiz de Rosas,
hermana menor del Restaurador[3]. Agustina era considerada una
de las tres mujeres más hermosas de la época, junto con Manuelita Rosas. Desde pequeño concurría a las tertulias que
organizaba su prima en Palermo, acompañando a su madre. Allí pudo conocer a la mayoría de los pro-hombres
del período que concurrían tan prestamente al besamanos de dueño de Palermo,don Juan Manuel, y su hija, como lo hicieron
después de Caseros con Urquiza y
luego con Mitre. Dalmacio Velez Sarfield entre otros pretendía conquistar recitando poemas a la bella Manuelita. Aunque
la sociedad de la época lo haya tapado un poco
compitió desde niño con su hermana Eduarda, tres años menor qué él. Según se cuenta Lucio se parecía a la madre y ella al padre de quien era mimada.
Eduarda también fue escritora y como mujer rebelde tomó las aventuras y desgracias de Lucía Miranda la heroína del fuerte Sancti Spiritu,
entre otros textos que pudo dar a luz.
Seguramente estas
experiencias, el carácter endogámico de las familias patricias de la época, unidas a una fina inteligencia hizo de Mansilla un
gran escritor, militar, periodista, político, viajero o turista,
patriota y también un verdadero dandy de su época.
Rebelde desde muy joven, fue
lector de Contrato Social de Rosseau, lo que no hubiera sido del gusto de su tío Juan Manuel, razón por la cual su padre
consideró interesante enviarlo de
viaje. Desembarcó en Calcuta pero al poco
tiempo las luces de Europa lo deslumbraron para siempre, pero creando o inventando nunca imitando como los
primates. Tuvo numerosas aventuras amorosas en su vida, seguramente debido al
atractivo personal que irradiaba y su
carácter bohemio y andador.
Sintetizó en su persona el paradigma de la generación del 80 con las virtudes y defectos que esta impulsó. Profundamente criollo en su psicología a la vez que patricio y admirador de su propia familia y
especialmente de sí mismo, su obra escrita es una
verdadera delicia para el lector, sobre
todo en este convulsivo siglo XXI, donde abunda en las letras demasiada alcahuetería y chisme de baja estofa o versiones “intelectualoides” y tristes de un país nuevo pero demasiado anclado en la vieja Europa.
Cuando Sarmiento lo abandona,
acepta irse este compadrito a la frontera de Río Cuarto donde con su Excursión…
se encargará de pintar el desierto, la política, la guerra del Paraguay, las costumbres de cristianos
e indios el paisaje y hasta la forma de utilizar el lenguaje de los cordobeses.
Lucio Mansilla en el centro con su famosa capa roja en 1868 antes de partir a su Excursión, en la hoy Plaza Roca de Río Cuarto |
Ya podrá disfrutar el lector de esta magnífica obra por lo que no voy a permitirme avanzar sobre el
texto.
Solo comentar que Lucio V., un
“género” original que son las notas
periodísticas realizadas en base a
cartas. Una metodología que ya había usado cuando participó de la guerra del Paraguay y escribía para odio de Elizalde y Mitre (Bartolomé, porque Emilio fue diferente a su hermano y era amigo de
Lucio) notas que trasuntaban su rebelión frente a la política mitrista. Tanto es así que cuando Sarmiento lo veta para Ministro de Guerra de su
presidencia, lo hace con el argumento de que era muy anti brasilero.
En realidad la obra apuntaba a
"hacer política", que entiendo fue
su gran pasión. Pretendía transformar la excursión
en un acto de
valentía y audacia, que lo fue, para
mostrar sus cualidades. Su diálogo con los indios y sus
andanzas son relatados pero introduciendo cuestiones conexas, que formaban
parte de su interés por destacarse y seguramente
darle “bronca” a Sarmiento, ya que sus cartas escritas para ser
publicadas salieron casi semanalmente en La
Tribuna el diario de los hermanos Mariano y Héctor Varela, hijos de Florencio aquel terrible unitario
antirosista. Triunfó en las letras pero el intento
político fue un fiasco. Al regresar de su aventura Sarmiento lo paso
a disponibilidad. Como vemos, ni ayer, ni hoy, los caudillos –Sarmiento también lo era a su manera- “no dejan crecer
el pasto” a su alrededor.
Ante el final del mandato de
su ahora adversario, apoyará la candidatura presidencial
de su amigo, el tucumano Nicolás Avellaneda. Cuando Mitre se
subleve contra los resultados electorales, que le quitaron el triunfo y la
posibilidad de una segunda presidencia, Mansilla será nombrado Jefe del Estado Mayor de la reserva para
enfrentar la sedición de don Bartolo. En este período será designado gobernador del
Territorio Nacional del Chaco (1878-1880) por propio pedido al presidente. Tenía noticias de la existencia de yacimientos de oro en
aquellos territorios y aspiraba a crear
alguna empresa relacionada.
Podemos considerarlo un
arquetipo de la generación del 80. Concluido el período de Avellaneda, empleará toda su inteligencia en apoyar a Julio A. Roca para quien
realizará varias misiones en el
exterior, cuando "el Zorro" -ese era el sobrenombre que le pusieron
por su astucia- ya sea presidente de la república. Justamente estando en Niza morirá su primera mujer y a la sazón prima, Catalina Ortiz de Rosas, de lo que se enterará un tiempo después de ocurrido el hecho debido
a esta situación. Unos años mas adelante se casará nuevamente, esta vez con Mónica Torromé, hija de una rica familia de
San Nicolás, residente en Gran Bretaña. Como no podía ser de otra manera la boda
se realizará en Londres y será presidida por el mismísimo obispo de Westminster.
Lucio V. Mansilla a bordo del Thame (Fuente Revista Caras y Caretas 1903) volviendo a Europa |
Así, criollazo en su
patria, adicto a las modas europeas, enemigo de Mitre pero admirador de este
por sus escritos y su historia, duelista empedernido –lo que le valió destierro y cárcel- valiente al estilo que lo eran muchos miembros del
patriciado, tal vez su personalidad conflictiva le hizo pensar al astuto Roca,
que era mejor alejarlo de Buenos Aires y enviarlo a aquella admirada Europa.
Por lo menos en esta ocasión, no fue
"traicionado" o "defraudado" como le había sucedido con Sarmiento. En las causeries, se tomará revancha contra este último, a través de su pícara pluma aunque su adversario ya había muerto. Nos enteraremos de muchas anécdotas y actos del sanjuanino que hoy podemos juzgar entre
divertidos y dramáticos, al decir del propio
Lucio: las deudas siempre se pagan.
Murió en 1913 no sin dejarnos sus memorias que comenzó a escribir a los 71 años. París fue su tumba, tal vez no podría haber sido diferente. Al decir de Pilar de Lusarreta:
“¡Qué
escena para un pintor! ¡El huésped
de punta en blanco, elegante, gallardo, con su pantalón
azul y su magnífica capa roja,
en medio y frente de aquellos salvajes!
Brillar en el boulevard¸ en el salón,
en el teatro, ¡bueno!, eso lo
hace cualquiera, pero ¿el el desierto?,
entre los indios, quizás el único
dandy en el mundo que ha mantenido el estandarte fue Mansilla.”
Por último ¿saben que contaba de él su tropa? Se baña
todos los días.
San Antonio de Arredondo 29 de
Mayo 2013 por la mañana.
[1] MANSILLA, Lucio Victorio, Entre-Nos (Causeries del jueves) Libro
I “El famoso Fusilamiento del Caballo”. Biblioteca Digital Universal 2003 en http://www.biblioteca.org.ar/libros/11341.pdf.
[2] En Cañada de Gómez luego de la batalla de Pavón un destacamento al mando de Arredondo
sorprende a parte de los federales y pasan a degüello cobardemente y sin miramientos.
Referido a este hecho es la ya famosa frase de Sarmiento a Mitre: “No ahorre sangre de gaucho es un buen
abono para nuestra tierra”.
[3] Tan bella como elegante, Agustina vestía en el extranjero, encargaba vestuario
en Europa, según
nos relata DE LUSARRETA, Pilar en su simpática obra Cinco dandys porteños,
Peña Lillo, Ediciones Continente, Buenos
Aires 1999.
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