sábado, 3 de diciembre de 2011

LA HISTORIA CIRCULAR






LA HISTORIA CIRCULAR

“Era nuevamente la barbarie de los caudillos, el naziperonismo o una combinación de ambos’; así lo resume José Luis Romero el 3 de diciembre de 1945, cuando se abre la contienda electoral con partidos reorganizados: ‘Ciudadanos: un fantasma recorre la tierra libérrima en que nacieron Echeverría y Alberdi, Rivadavia y Sarmiento: el fantasma fatídico que se levanta de las tumbas apenas cerradas de Mussolini y Hitler. Solo la movilización de la ciudadanía puede disiparlo, y el Partido Socialista (…) saluda a la Universidad por su conducta heroica y convoca a sus hombres para cubrir sus filas’.”[1]

Con este lenguaje se lanzaba la denominada izquierda socialista de José Luis Romero (el medievalista, el profesor aséptico, el académico) a dar la pelea contra Perón en las elecciones de 1946. Pocos días antes, el viejo Partido Comunista dirigido por Victorio Codovilla[2], (ambos grupos  integraron la Unión Democrática junto a radicales y conservadores), ante las masas movilizadas el 17 de octubre de 1945 decía desde la publicación comunista “Orientación” Nº 310 del 24 de octubre de 1945: ‘Estos sectores engañados de la clase obrera fueron en realidad dirigidos por el malevaje peronista que, repitiendo escenas de la época de Rosas y remedando lo ocurrido en los orígenes del fascismo en Italia y Alemania, demostró lo que era arrojándose contra la población indefensa, contra los hogares, contra las casas de comercio, contra el pudor y la honestidad, contra la decencia, contra la cultura, e imponiendo el paro oficial pistola en mano y la colaboración activa de la policía que, ese mismo día (…) entregó las calles de la ciudad al peronismo bárbaro y desatado. A pesar de todo esto no logró el peronismo ni la décima parte de lo reunido el 19 de septiembre (…) por la Marcha de la Constitución y la Libertad”[3]

Traigo a colación estos dos hechos para demostrar que, tanto académicos como difusores de la historia utilizan a esta para hacer política, aunque lo disimulen, como lo hacía José Luis Romero que era medievalista para su lustre académico aunque hacía política militante con la historia argentina, a la que denostaba, aunque no obstante supo usar para ser designado rector interventor de la UBA por la Revolución Libertadora en 1955.
Tulio Halperín Donghi una especie de discípulo de don José Luis nos cuenta que en una oportunidad le comentó al medievalista su voluntad de dedicarse a la historia argentina por lo que recibió una clara respuesta respecto de la visión que tenía el viejo socialista: El desaprobaba que yo quisiera dedicarme a la historia argentina. Su relación con la historia argentina era un poco como la que tienen con la pintura esos "pintores del domingo" que dedican el resto de la semana a una tarea profesional seria: en su caso, la historia medieval. Una vez me dijo que querer hacer historia argentina era tener una ambición intelectual muy modesta, y creo que en cierto sentido tenía razón.”[4]
   Este es el verdadero mundo de los académicos, plagado de política, pero ocultos detrás de una supuesta ciencia aséptica que permite llamar “científicamente” nazismo al peronismo, y consentir el bárbaro anacronismo de igualar a Perón con Rosas, a la quema de las iglesias de 1955 con “La Mazorca”…Todo esto está académicamente permitido. Si dudan de quien esto escribe, desafío a los incrédulos a releer o leer a Jose Luis Romero en Las ideas políticas argentinas (1946). Este libro que todavía integra muchas bibliografías de profesores “progresistas” del secundario y a veces hasta de la universidad, es un panfleto contra Perón y Eva Perón y el movimiento popular surgido en 1945.

¿Acaso deberíamos salir tal Beatriz Sarlo o el propio Santiago Kovadloff o a rasgarnos las vestiduras por la cantidad de antojadizos calificativos, sin el menor rigor científico, que Romero puso en el texto de marras? ¿Acaso esto lo invalida a dicho autor en sus grandes aportes al medievalismo, la historia antigua u otros temas que sí asumió con rigor científico? De ninguna manera.

Esta, así, con enfrentamientos, con epítetos y calificativos con denuncias y contradenuncias, es la historia que nuestro país construyó. Afortunadamente hoy estamos en un punto donde las disidencias se lavan mediante el debate abierto y la creación de organismos institutos, que gusten o no, aportan al conocimiento de nuestra identidad.

Hemos avanzado. En 1946 los enfrentamientos culturales que lideraron Romero, el propio Jorge L. Borges, Ezequiel Martínez Estrada, Victoria Ocampo y la revista “Sur”, terminaron en bombardeos, golpes y fusilamientos políticos…No lo traigo a colación por revanchismo sino para que por lo menos otros sepan que hay otra forma de ver la historia ¿Se enojan porque traigo a colación fusilamientos y represiones en las que ese mundo de intelectuales supuestamente no tuvieron nada que ver?

Bien, desafío a cualquiera de los escribas (dicho este nombre no peyorativamente sino en forma de profesionalismo) de los diarios serios, a los que leo y respeto y les reconozco aportes en muchos temas, a que encuentren algún documento de condena de la represión y los fusilamientos de 1955/56…De los políticos surge solitario aunque golpista el gran Amadeo Sabatini desde Córdoba, que puso lo que había que poner, para enfrentar a la Libertadora en este aspecto perverso (no en lo demás, ya sabemos que la UCR apoyó el golpe  aquel).

Pero si aun esto no basta cito a Borges: “(…) en un reportaje otorgado a la revista “Propósitos” (ligada a Leónidas Barletta y al PC) en 1955: “Las epopeyas de Córdoba y Río Santiago  no deben dejarse de atrapar poéticamente. Mis futuros cuentos aun cuando se desarrollen en Islandia tendrán un contacto imponderable, abstracto con los sucesos que hemos vivido. No pienso documentarme mucho. Si Homero lo hubiera hecho no sé si hubiera creado ‘La Ilíada’.” [5]

En el caso de Victoria Ocampo (sería injusto dejarla de lado) las opiniones “estéticas” y “literarias” sobre el peronismo son muy similares a las de su amigo: En noviembre de 1955 comenta que le han ofrecido (no dice quien del gobierno) la embajada en Nueva Delhi, que rechaza porque no soporta los climas cálidos pero comenta que al canciller Mario Amadeo (nacionalista), no le gustaban las mujeres en cargos públicos: era un antifeminista al igual que el resto de sus colegas, aunque “después de una dictadura de 12 años la revolución ha sido un milagro y hay gente buenísima en el gobierno”. La directora de SUR estaba “feliz de haber salido de la horrible dictadura de Perón y sus gangsters.” Agradece a “quienes arriesgaron su vida en esta reconquista del país: país ocupado por una banda de ladrones de torturadores. Sin escrúpulos, ni sentido del deber.” Luego (al igual que Borges) menciona especialmente a la Armada…” que lideraba el democrático ex evitista y ex peronista Almirante Isaac Rojas[6].

Esto que hice brevemente es revisar la historia, darle otra mirada. No condeno, sino que intento un relato que polemiza con el que algunos grandes medios tradicionales, Luis Alberto Romero, y numerosos académicos todavía sostienen y por ello quizás se asustan tanto ante la aparición de un grupo REVISIONISTA de la historia que desea mostrar otras visiones.

Algún periodista preguntó si estos relatos que el Instituto produciría podía llegar a las escuelas… ¿Y si llega qué?  Por supuesto que como profesor voy a dar TAMBIÉN, esta versión de la historia. ¿Acaso el texto de José Luis Romero del año 1946 no se sigue dando en nuestras escuelas? ¿Porqué no dar entonces también a Abelardo Ramos, Arturo Jauretche, Raúl Scalabrini Ortiz, Pepe Rosa y tantos otros?   

¿No es esto, el estudio de la diversidad de miradas, la verdadera democracia cultural? ¿Acaso en el CONICET –que tiene su propio sistema de selección de miembros y que de ninguna manera cuestiono- no hay intelectuales como Vicente Palermo cuya visión sobre la recuperación de las Malvinas está más cercana a la visión anglosajona que a las de nuestro país? Que sepamos nadie siquiera ha cuestionado su presencia allí seriamente y su obra se consigue en cualquier librería.

¿A qué peligro  se refiere entonces Beatriz Sarlo cuando descubre la obviedad de que en las universidades hay historiadores de todos los signos políticos? ¿Es que crear un instituto revisionista niega esto? ¿Y la Academia Nacional de la Historia o la de Letras? ¿Son totalmente asépticas?  

Parafraserando a la propia Beatriz Sarlo, a quien respeto, leo y valoro, como dijo en “678” ... ¡“a nosotros no Beatriz”! Usted misma en un reportaje admitió ser social demócrata, ex marxista y ex maoísta lo que no dice demasiado, solo los “tontos no cambian” pero el caso es que desde su tierna juventud, lo que nunca logró comprender plenamente fue el peronismo. Cuando era marxista fue guevaristas con aquello del PCR de “Ni golpe ni elección Insurrección o Revolución”: traduzcamos: ni golpe –bien, acuerdo- ni elección, es decir NI Perón, porque negar las elecciones en 1973 era negar el retorno del general y aquí comenzamos las diferencias profundas. “Revolución o Insurrección” y cuál era el significado de esta consigna vacua… Si la clase obrera y el pueblo como lo demostró luego el 11 de marzo y el 23 de setiembre buscaba expresarse en las elecciones… ¿es que aquellos grupos disidentes del PC tenían fuerza para otra cosa que no fueran las elecciones?

No es de hoy que Sarlo, no comprende la diferente visión histórica que tienen las corrientes nacionales en nuestro país. Desde su juventud lo hizo, se aggiorno luego, hay que reconocerlo, y realizó aportes importantes intentando comprender aquellas ideas que en el 73 le resultaban controvertidas, pero ya madura vuelve a sus primeros amores: descalificar por la vía de declarar arcaico y peligroso a quienes tienen otra visión histórica, al revisionismo de quien ella como muchos académicos aunque hoy lo oculten debieron aprender mucho.

El gobierno nacional ha facilitado la expresión de aquellos sectores que como el nuestro piensan diferente a buena parte de la academia…Y es solo eso, Cristina “ha facilitado” sin proscribir o menoscabar o negar los derechos de aquellos que como Beatriz Sarlo o Santiago Kovadlof o Luis Alberto Romero o Tulio Halperín Donghi, se dedican a hacer política cultural contraria  a la que ellos consideran “oficial”. Opuesta,  a quienes formamos parte del revisionismo permanente de nuestra historia. En suma con plena y absoluta libertad estos grupos pueden sistemáticamente condenar o menoscabar a quienes estamos en una permanente búsqueda de la  identidad latinoamericana y nos negamos a las verdades eternas y absolutas. Como ocurrió ayer en el CELAC y en la reunión anterior entre el comandante Hugo Chávez y la presidenta Cristina Fernández, cuando se leyeron párrafos de la Historia de la Nación Latinoamericana de Abelardo Ramos.  

En suma Beatriz Sarlo con todo respeto si los griegos entendían la historia como circular, la suya personal lo ha sido ya que hoy vuelve a su punto de partida. Negar la visión nacional, popular, revisionista de nuestro pasado. No cuestiono que tenga este punto de vista, cuestiono que en lugar de discutir sobre historia y Latinoamérica lance frases respecto de supuestos peligros y arcaísmos…









[1] Citado por Silvia SIGAL, “Intelectuales y peronismo”, en Juan Carlos Torres (Director) Nueva Historia Argentina “Los Años Peronistas (1943-1955)”, Barcelona, Sudamericana, 2002, Tomo VIII, Pág. 502.


[2] Ex miembro de la KGB actuante en España como agente soviético, implicado en la captura y muerte de Andrés Nin -un comunista no satalinista enfrentado al aparato ruso-)


[3] Niceto ANDRÉS, “La crisis del stalinismo”, en  Octubre Nº 2,  Ob. Cit. pág 11. Negrita nuestra.


[4] “La serena lucidez que devuelve la distancia”, reportaje a Tulio HALPERÍN  DONGHI en “Ñ”, 28-05-2005. José Luis Romero fue rector de la UBA designado por la “Libertadora” de una terna propuesta por la FUBA participante del golpe y no fue precisamente magnánimo con quienes habían apoyado al gobierno peronista. Negritas nuestras.


[5] Rafael  R. DE STEFANO,  reportaje en “Propósitos”, Buenos Aire, Año V, Nº 704, 3 de noviembre de 1955  en Jorge L. BORGES, “Textos Recobrados (1931-1955)”  tomo 2, Buenos Aires, EMECÉ, 1ª edición, 2007.  Pág. 368.  Córdoba y Río Santiago refiere a la sublevación del 16 de setiembre de 1955,  iniciada en la ciudad mediterránea y apoyada por  la Marina desde Río Santiago. Recordemos que los marinos encabezados por Isaac F. Rojas amenazaron con bombardear  Buenos Aires. Citado en Enzo Alberto REGALI, Abelardo Ramos, de los Astrónomos Salvajes a la Nación Latinoamericana”, Ediciones Ferreyra y del Corredor AUSTRAL, Córdoba, 2010.


[6] Enzo Alberto REGALI, Abelardo Ramos, de los astrónomos salvajes a la Nación Latinoamericana, Córdoba, Ediciones Ferreyra y del Corredor Austral, 2010.  











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