sábado, 10 de agosto de 2013

LA "PERONIZACIÓN" DEL ELECTORADO ARGENTINO


A partir de 2003, el electorado se ha “peronizado” en extremo, en función de una variada oferta justicialista en diversas versiones. Al punto tal de ya dejar prácticamente establecido que dos tercios del electorado vota a candidatos del PJ. 
Este es un interesante artículo con el que me permito disentir en algunos aspectos. La percepción de la "peronización¨ del electorado es una verdad a medias. Si desean conocer el artículo motivador solo tienen que hacer click en el link de abajo.

 http://www.parlamentario.com/articulo-9100.html



Panqueques: ¿Una representación símbólica?




Es inexacto que el electorado se haya "peronizado". En realidad el Justicialismo es hoy diferente de aquel que fundara Juan Domingo Perón, con ayuda de
 Evita (aunque esta solo actuó durante el breve tiempo que va de 1945/46 a 1952 en que fallece), el único cuadro con capacidad decisoria, que el mismo coronel permitió, por necesidades de su particular construcción política. Recordemos que llegó a la presidencia sin pasar por la "política" siendo ya un coronel, es decir que tenía una formación militar y cincuentón.

No solo el país cambió por efecto de la industrialización que promovió el nuevo movimiento, sino que también lo hizo el mundo, por otros motivos derivados de la segunda guerra mundial. Cuando Perón luego de su exilio, al que había partido en 1955 a raíz del golpe autodenominado Revolución Libertadora, retornó en 1973, ya casi nada era lo que había sido.

El 17 de octubre era historia ,lo que percibió en su primer regreso, el 17 de noviembre de 1972. Luego, si alguna duda le quedaba esta fue disipada, con el enfrentamiento desatado en Ezeiza en su regreso definitivo el 20 de junio de 1973. La Iglesia Católica con la cual ya había reestablecido muy buenas relaciones a todo nivel, se encontraba parcialmente fragmentada por los dispares efectos del Concilio Vaticano II y su expresión en América Latina, la Conferencia episcopal de Medellín. Sectores conservadores-tradicionalistas con  distintos matices enfrentados al estilo "episcopal" con aquellas tendencias radicalizadas divididas a la vez, entre quienes adherían a ideologías de izquierda incluida la lucha armada y quienes se referenciaban en el nacionalismo popular. Las fuerzas armadas que habían sido uno de los componentes centrales de aquel frente nacional de 1946, habían echado a gran parte de los oficiales y suboficiales peronistas y si algunos quedaron o entraron a posteriori, eran hombres muy moderados o conservadores -tal vez forzados por el pensamiento hegemónico de los antiperonistas- y una ínfima minoría era radicalizadamente partidarios del ex presidente. Aquellos que ante el regreso del General dieron la cara y "se jugaron" fueron dados de baja rápidamente. Las clases medias universitarias habían virado explosivamente hacia un "peronismo socialista" que supieron construir para sí mismos, anclado en un sustento "académico" configurado en la misma universidad que 3 o 4 años atrás era mayoritariamente antiperonista. Los empresarios, descarnadamente pragmáticos se acomodaban a sus posibilidades de negocios. Había un nuevo mundo, en el que "los molinos de vientos" definitivamente no eran "gigantes".

Recordemos también que Perón era general y cuando en 1973 reclamó su grado de  Teniente General. Su movimiento surgió del golpe militar del 4 de junio de 1943. Cuando fue electo presidente, el 24 de febrero de 1946, asumió para que no queden dudas del componente castrense del proceso que se iniciaba, el 4 de junio de 1946. Nunca fue un líder socialista, sino nacionalista popular o en un lenguaje actual "populista". Esta afirmación es esencial de comprender para poder asomarnos a la dialéctica del enfrentamiento posterior de los "históricos" del movimiento con la Juventud Peronista compuesta por hijos de algunos dirigentes justicialistas de la primera época pero substancialmente por los hijos de nacionalistas católicos devenidos antiperonistas a mediados de los 50 (caso de Firmenich, Carlos G. Ramus, Fernando Abal Medina etc.)  y hombres de la izquierda comunista desencantados con la Unión Soviética pero entusiasmados con la Cuba revolucionaria (caso Roberto Quieto, Carlos Olmedo, Marcos Osatinsky y otros).

El Tte. General Juan Domingo Perón vistiendo uniforme de gala en 1973. 


Prestar atención sobre todo los jóvenes, ya que los nuevos "ideólogos" tienden a ocultar la verdadera historia, del peronismo y las "formaciones especiales juveniles". 

Lo cierto es que entre los años 1960/70 se incubaron demasiadas cuestiones, la más nefasta fue la tragedia de la guerrilla y contra guerrilla, la represión de estado posterior y el golpe más sangriento del siglo XX, al cual sus protagonistas con eufemismo, denominaron Proceso de Reorganización Nacional. 

Cuando volvió la democracia en 1983, el mundo seguía cambiando adquiriendo vertiginosidad, aunque la mayoría no lo percibía. Entre 1989 y 1991, estalló la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y se consolidó no el socialismo (que las mayorías de los intelectuales y universitarios de izquierda pronosticaban) sino el capitalismo. Desapareció la "cortina de hierro" (proclamada por Winston Churchill), que llevado a Perón a pensar en una nueva guerra mundial. A esto se sumó la extraordinaria expansión tecnológica y en las comunicaciones que pocos percibían en el llamado "tercer mundo" (el primero era EEUU y sus aliados occidentales y el segundo la URSS y sus aliados)
Cuando luego del gobierno de Alfonsín -primero de la nueva etapa democrática-, vuelve al triunfo el justicialismo acaudillado por Carlos  Menem, con sus "nuevas" (no eran tan nuevas) recetas, lo apoyó prácticamente todo el peronismo, histórico, juvenil, ex montoneros ya grandecitos, ex ERP reconvertidos, en fin, buena parte de la dirigencia política engolosinada con las prebendas de sueldos y otros beneficios "democráticos". Algunos que integran la  "nomenklatura" actual, quedan al margen porque recién estaban creciendo eran los "niños de la democracia".
Cuando el poder menemista se empezaba a desgastar y "se veía venir" -como solía decir Víctor Brizuela en sus históricas transmisiones futbolísticas- la retirada, comenzaron a surgir una gran cantidad de grupos que generosamente ofrecían sus servicios de conducción.

Se vislumbraron cantidades de opciones políticas, que lideraban hombres que eran peronistas desde hacía tiempo, algunos recién llegados y otros de las generaciones más jóvenes formadas en la "democracia permitida" de los 80. La crisis del 2001, como no podía ser de otra forma, fragmentó inmisericordemente partidos y grupos. Era el comienzo de "ofertas" justicialistas diversas, a las que difícilmente alguien pueda catalogar como más o menos peronista...ese debate sobre el "peronómetro", hoy es prehistórico. No obstante como la historia existe, y sin pretender realizar una refutación "ad hominem", digamos que ningún análisis que pretenda un mínimo de seriedad puede omitir el itinerario político de quienes "surgen" inesperadamente y aspiran a ocultar sus matrices de formación.

En estos tiempos en los que, por distintos motivos que incluye el de una substancial mejora del bienestar general, la banalidad es una constante en el debate político, no falta el uso y abuso de los "dichos" pontificados por quienes ya no están en este mundo. Así, descontextualizadamente, mediocres dirigentes afirman con picardía previsible, "peronistas somos todos", o "los peronistas somos como los gatos cuando creen que nos estamos peleando nos estamos reproduciendo"... Todo ingenioso, en ocasiones hasta simpático aunque solo pretendan auto justificar subliminalmente sus saltos de "canguros" de uno a otro grupo o partido. La diferencia entre Perón que abundaba en este tipo de chascarrillos, es que él sabía que se trataba de una humorada, en cambio buena parte de los actuales dirigentes creen que se trata de una certera afirmación politológica.


Como los canguros pero en la política 


Nada es igual en las decisiones que se toman en política. Quiero decir con esto que siempre hay razones para tomar uno u otro camino, aunque los motivos se oculten. En este sentido, el pueblo es más sagaz que muchos candidatos y decide su voto en ocasiones intuyendo las verdaderas intenciones de los postulantes. Por ello hoy en general tiende a confiar en hombres que no tienen un pasado político.   

En Córdoba por ejemplo, no votan "lo mismo" aquellos compañeros que eligen a Schiaretti, Llaryora, Riutort o Scotto, que no viene del peronismo, aunque comparte "fórmula" (por razones estratégicas agrego yo) con Martín Gill, que sí viene del PJ. Un partido, el Justicialista (PJ) que ha logrado expresar los cambios -buenos y no tanto- que la sociedad ha tenido, encuentra por ahora en esa amplitud las razones de su supervivencia. Obviamente algunas mentalidades anquilosadas, creen que pueden tener y/o exigir "unanimidad" basándose en el "aparato", la "patotita" y el manejo de cargos. Carecen de la imaginación necesaria para intuir que los "molinos no son gigantes" y allá van...

En suma quienes votan, el pueblo argentino, no se ha peronizado, elige entre candidatos que representan distintas políticas e intereses. Que la mayoría de los aspirantes a algo, intenten utilizar en beneficio propio, la representación simbólica que construyeron Perón y Evita, no implica que dichos votos "repartidos" entre varios candidatos "peronistas" representen lo mismo y que el electorado se haya efectivamente "peronizado". Cada ciudadano elige a quien cree que representa mejor su deseo de país y sociedad. Lo que sí es sociológicamente digno de un análisis que al estilo de lo que pasaba y pasa en las sociedades del socialismo "real o de mercado" estamos muy cerca de transformar en ser "peronista" en la conditio sine qua non  se puede aspirar a ser electo. 

Aventuramos una respuesta a esta descripción (una de tantas, ya que nada de los humano es monocausal). En nuestro país, como en otros lugares de América Latina, el aumento de las clases medias por efecto de las políticas populares o populistas, como se las quiera denominar y de el particular aumento del precio de los commodity. Estos sectores de diferentes niveles económicos y un lento pero imparable acceso a la cultura y la educación votan con una cuota de independencia e individualismo que no se da en los sectores más humildes quienes se unen por la necesidad de obtener reivindicaciones esenciales.   

No olvidemos por último que en la Argentina, Alfonsín debió retirarse antes en medio de una crisis económica considerable, también Fernando De la Rua-"Chacho" Alvarez que duraron menos... Quien quemó radicalmente sus esperanzas, al ver una simple "alianza" de componentes similares grita, llora, tal vez se tapa la nariz y vota los vientos justicialistas en sus distintas e interesantes variantes. Esos mismos vientos se llevan las nubes combustibles. Al menos eso espera la mayoría de la población.  

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