De izquierda a derecha Enzo Alberto Regali (autor), Pericles Dentesano y Ricardo Rodríguez en Libreria Galileo de la ciudad de Córdoba
“Tenemos la certeza
de que el tiempo no caminará
sobre sus pasos.
Sin embargo, seguimos quedándonos
con los recuerdos, anhelantes….”
Aixa Verónica Rava
Estimados amigos:
Ha muerto en la madrugada del 15 de septiembre de 2006, Pericles Dentesano. Gran amigo desde los tempranos años de la década del 70 cuando me iniciaba en la política junto al Partido Socialista de la Izquierda Nacional y Jorge Abelardo Ramos. Dicho sea de paso, conocí al “Colorado” circunstancialmente en Santa Fe, aunque yo estudiaba en Buenos Aires, en una conferencia sobre Bolivia que dio para algunos compañeros en el histórico “Consulado”.
Con Pericles y demás compañeros del movimiento de Santa Fe inmediatamente se estableció una relación que aunque se basaba en las coincidencias políticas, con el tiempo fue asumiendo también el carácter de amistad personal duradera.
No sé si se puede por escrito o hablando, transmitir la tristeza y el dolor que me causa su desaparición. Seguramente no, pero a él, que con su hablar suave y pausado era también hombre de escribir me sale dejarle algunas líneas de despedida.
Fue el responsable, con la ayuda inestimable de Carlos Del Campo, de entusiasmarme para que juntos escribiéramos lo que fue mi primer libro: El Mercosur y la Región Centro. Realizó los primeros trazos del manual –la base-, a los que yo sumé mi aporte. Trabajar juntos fue fácil porque Pericles tenía un gran desprejuicio intelectual, que favorecía el diálogo y la conversación y que estaba muy lejos de la soberbia que a veces domina a los más “léidos”.
Nunca abandonó los ideales centrales que el “Colorado” Ramos supo meternos en la carne: Latinoamérica, Malvinas, la justicia social. En sus últimos años lo sedujo un proyecto en marcha, que como dijo un amigo común es “ontológicamente bueno”: La Región Centro. La asumió, a diferencia de otros, desde la Historia y la tradición común, rememorando aquella Liga Federal de Artigas y pegándola a la Patria Grande. No es poco si tenemos en cuenta que en el mundo actual nadie se atreve a pararse sobre la autoconciencia histórica y por lo tanto, a lo sumo tratan de “panfletear” de memoria, verdades o mentiras a medias.
Nuestro último encuentro personal fue aquí en Córdoba, con Ricardo Rodríguez y entre café, recuerdos y charlas volvió a insistir en que largáramos un nuevo libro sobre el mismo tema, del que él ya había escrito algunos capítulos y hasta tenía el título “A paso de Vencedores…”
No pudo ser, inesperadamente, inexplicablemente, por esas cosas repudiables de la existencia, su enfermedad lo alejó y lo obligó a dar pelea por la vida. Todos intuíamos con el pasar de las semanas la gravedad de lo que sucedía, quizás la entrega, pero esperábamos lo inesperable, lo que ya no se daría. Quedaba mucho por hacer y sus iniciativas hacían pensar que el tiempo sería más largo, más comprensivo, no fue así, fue apesadumbradamente corto y “sin remedio”, parafraseando a Serrat.
Buen amigo, no se cuan grande es tu huella, pero sí sé que dejaste la marca… la clara marca, de los militantes políticos de acción y de letras, de la poesía que tantas veces entonamos, del amigo y sobretodo la señal profunda de las buenas personas.
Estas partidas desgarran y descompaginan y aunque ya mencioné algunas de las cosas que supiste dejar… la puta…cuanto dolor, cuanta extrañación es no poder volver a verte. De todas formas nos quedan nuestros ayeres de imaginar un mundo nuevo, que no es sino un mañana en la memoria.
Enzo Alberto Regali
Córdoba, 15 al 17 de septiembre
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